La Noche de San Juan
Las historias de la noche más corta
Hay una historia entre nosotros que, quien la busque, la encontrará. Así es como empiezan los cuentos las mujeres amazig del Magreb, y es así como quiero empezar a contar esta historia de las tradiciones de las fiestas del buen tiempo en los países catalanes, que llegan a su mayor esplendor la noche de San Juan.
Se cuenta que, hace mucho tiempo, los antiguos pobladores de los Pirineos auyentaban
la oscuridad y los espíritus de la noche más corta del año encendiendo hogueras
en las cimas de las montañas bajando antorchas cuesta abajo hasta el valle,
donde encendían una gran hoguera. Aquel fuego daba fuerza al nuevo sol que
luciría en la mañana.
El fuego de la noche de San Juan tiene muchos nombres en los países catalanes
y en el país de Arán: foc, foguera, gala, galades, falla, faia, falles, atxes,
fai, faies, xerades, faites, fogueres, barraques,
faro, haro, heixets, foguerill ...
La palabra falla viene del latín facula, que significaba antorcha. Ya en el Libro de los Feits, se cita que las tropas catalanas del rey Jacme llevaban fallas para hacer luz a su paso. El fuego, en forma de antorchas, abría también las procesiones medievales. La palabra atxa se ha hecho popular en el grito: Endavant les atxes, que el sant Crist és a les fosques! Adelante las antorchas que el Santo Cristo está a oscuras! Las antorchas encendidas iluminaban las grandes solemnidades. Todavía hoy en el Pirineo catalán los fallaires bajan corriendo montaña abajo con las falles encendidas hasta la plaza del pueblo donde queman a la gran hoguera.
La palabra falla viene del latín facula, que significaba antorcha. Ya en el Libro de los Feits, se cita que las tropas catalanas del rey Jacme llevaban fallas para hacer luz a su paso. El fuego, en forma de antorchas, abría también las procesiones medievales. La palabra atxa se ha hecho popular en el grito: Endavant les atxes, que el sant Crist és a les fosques! Adelante las antorchas que el Santo Cristo está a oscuras! Las antorchas encendidas iluminaban las grandes solemnidades. Todavía hoy en el Pirineo catalán los fallaires bajan corriendo montaña abajo con las falles encendidas hasta la plaza del pueblo donde queman a la gran hoguera.
A mediados del mes de junio, en el pueblo de Durro, correr las fallas por
San Quirico es una fiesta grande de la Alta
Ribagorça. Los fadrins, solteros del
lugar, corren montaña abajo con la falla encendida siguiendo el fadrí major hasta el pueblo. En Isil lo
hacen por San Juan.
Desde que el mundo es mundo, a los humanos nos ha fascinado la luz y el
calor del sol y del fuego. Pero en tiempos remotos estas prodigiosas energías
de la naturaleza habían sido un bien de extrema necesidad para la gente que
vivía en constante interdependencia con el entorno natural. Los procesos de
adaptación y de transformación de ese entorno primitivo han sido estrategias de
supervivencia que los grupos humanos han usado reiteradamente hasta convertirse
en culto, tradición, cultura. El fuego del hogar era un elemento que formaba
parte de la dimensión de lo sagrado. Todo lo que se quemaba formaba parte de
rituales en que cada gesto, cada palabra debían ser precisos, reiterados hasta
ser transferidos de una generación a otra, de ahí deriva una palabra que va ligada
a los cultos y a las creencias: tradere,
transmitir lo que nos ha sido transferido, la tradición.
La domesticación del fuego llegó a la sofisticación en el tiempo clásico.
Algunos ritos obligaban a que el fuego sagrado no se apagara jamás. En el
templo de Amón en Alejandría se acumuló, en forma de pequeños cristales, el
producto de la quema del combustible más utilizado en el Egipto ptolemaico: los
excrementos secos de los animales, de ahí el nombre de amoníaco de los cristales que llenaban el techo y las paredes del
templo.
Según las crónicas, ya en el quinto siglo antes de nuestra era, también los
antiguos griegos disparaban fuegos para celebrar victorias contra los enemigos
persas, un fuego griego que hacía estragos en las batallas. Los chinos
dominaron las técnicas de la pólvora negra, durante la dinastía Tang, en el siglo
IX. En los Países Catalanes, en la Confederación Catalano-aragonesa, en el
Reino de Aragón, no se podía concebir una fiesta sin pólvora en el siglo XII.
En Valencia, y en los demás territorios que durante tanto tiempo disfrutaron
del refinamiento sarraceno, se mantuvo el calor de las fiestas del fuego. Fueron
los árabes quienes extendieron el uso de la nieve de China en la Europa del
siglo XIII, el nitrato potásico, con que fabricaban la fórmula de su pólvora:
diez dragmas de nieve de China, uno y medio de azufre y dos de carbón.
Los catalanes conquistaron la ciudad de Valencia con el rey Jaume I con el uso de la pólvora
catalana, la única que se fabricaba en la Europa cristiana de su tiempo. La neu de la Xina, la nieve de China, la
extraían los catalanes de la Cova del Rat
Penat en Collbató, tamién llamada Cova
del Salnitre, en las entrañas de la montaña santa de Montserrat.
Memoria, desmemoria e involución
Hoy los petardos forman parte del imaginario y de los recuerdos de la
historia personal de muchos de nosotros. Petardos, mistos
Garibaldi, cebollitas, truenos, tracas, masclets,
volcanes, bengalas y cohetes, han estimulado nuestra fantasía cuando éramos
pequeños y nos identifican comúnmente en una parte de nuestra memoria colectiva
como pueblo. Contaba el erudito escritor de cuentos magrebí Mohammed Hamu, que
los niños amazigs dejaban de escuchar los cuentos de sus madres y tías cuando
abandonaban el mundo de los niños para pasar a formar parte del mundo de los
hombres. El baño de vapor del hammam
era el espacio familiar donde las mujeres y los niños, niños y niñas,
compartían horas de relatos que no tenían edad. Se iban haciendo grandes
mientras iban entendiendo las anécdotas ejemplares, las picardías, las ironías
...
La pregunta es si nosotros los catalanes de hoy nos hemos hecho mayores sin
entender aún el sentido de las verdaderas fiestas; si hemos desaprendido de
disfrutar de los olores de la pólvora, de las albahacas y de la fragancia
nocturna de las humildes flores del Joan
de Nit, el Don Diego de Noche, si nos escandalizamos de los tradicionales
baños de medianoche en el mar, en las fuentes y arroyos, empapados de una
posmodernidad acomodada y puritanista.
Hay una involución antifestiva obsesionada por el control del orden social
que tiene altavoces y que es beligerante con la fiesta. Quién no ha visto el
bombardeo informativo en torno a las supuestas maldades del desenfreno de la
Noche de San Juan? Noticias de portada del número alarmante de accidentes de
carretera, salidas de las unidades de emergencia del Cuerpo de Bomberos para
apagar hogueras "clandestinas", atenciones de urgencia a los
hospitales por intoxicaciones etílicas, quemaduras y heridas debido a los
petardos, controles policiales extraordinarios en las carreteras ... Como si no
hubiera accidentes, emergencias, borracheras o incendios fuera de las verbenas.
Incluso un año se hizo famosa una torta de verbena, en catalán coca de sant Joan, que intoxicó un
montón de gente a la Torroella de Montgrí. No era una alarma nuclear, no era
tampoco una alarma química, no se trataba de un vertido tóxico en pozos ni a
ríos, se trataba simplemente de criminalizar una fiesta que escapa al control
de la autoridad. La frecuente ignorancia de los medios de comunicación
españoles con todo lo que tiene que ver con la catalanidad provocó un
malentendido que aún añadió más leña al fuego al hablar de la
"intoxicación masiva por el consumo de coca." No hacen falta más
comentarios. La fiesta y el gobierno pesar de la mal disimulada miedo de las
autoridades que han gobernado los diferentes niveles de la administración
catalana desde hace décadas, San Juan sigue siendo la fiesta más celebrada en
los Países Catalanes. La noche de verbena llena calles, plazas y azoteas de
pueblos y ciudades sin necesidad de convocatoria, programa ni cartel. En la
ciudad de Barcelona el cielo estalla durante horas, quemando millones de
petardos voladores que los grupos de festeros encienden desde cualquier punto de
la geografía urbana. Las hogueras furtivas burlan las prohibiciones de facto
encubiertas en el papeleo burocrático que bajo el seudónimo de "Servicios
Técnicos" tiene por lema secular el "Trabajo huye, pereza no me
dejes". Recuerdo todavía los tiempos en que el ayuntamiento barcelonés no
daba al alcance de perseguir las hogueras. Ahora me viene a la cabeza la
inmensa hoguera de la plaza del Raspall,
en el corazón del barrio gitano de Gracia. La estructura de muebles y maderos
era gigantesca, y hacían falta escaleras para construir aquella verdadera obra
de arquitectura efímera. En Cantinfles
era el encargado de comandar los niños que recogían las maderas para la hoguera
de San Juan en la plaza. Al atardecer se encendía la hoguera y las llamas
llegaban a la altura de las azoteas. Era la hoguera más grande de Gracia y la
verbena también era la más animada. Con la remodelación de la plaza, que
incorporó una renovación de infraestructuras en su subsuelo, la hoguera se dejó
de hacer, como ocurrió con tantas hogueras en los cruces de las calles de los
barrios debido a una normativa muy restrictiva que priorizaba el tráfico de
vehículos por encima de la tradición de la fiesta popular. El Poble Nou, Horta, el Carmel y los
barrios de las colinas de Barcelona han conservado mejor la tradición, pero va de
baja. Aunque la normativa es la misma, cada vez se autorizan menos fuegos en la
capital. El problema de la regresión festiva, con respecto a un elemento tan
importante de la verbena como es la hoguera, ha despertado el interés y la preocupación
de la Comisión de Seguimiento del Protocolo Festivo de la ciudad de Barcelona y
de la Comisión de Cultura Popular del Consejo de Cultura. En el momento de
escribir este artículo ya ha comenzado el proceso de revisión de la aplicación
de la normativa municipal. Ojalá el fuego se esparza por todas partes. Las
acciones de protesta que el mundo asociativo catalán ha tenido que hacer contra
la nueva normativa europea, muy restrictiva en el caso de la pirotecnia y los
grupos de fuego catalanes, pero que pasa de largo ante la españolísima tortura
festiva de los animales en las corridas de toros, no hacen más que evidenciar
que, en cuestión de recortes, las autoridades españolas y las europeas suelen
ir de la mano. En la manifestación del 7 de febrero de 2009 en la ciudad de Berga se denunció que este tipo de
normas ponen en peligro la Patum, los
correfocs y todas las fiestas de
fuego de los Países Catalanes.
Las fiestas del buen tiempo en el mundo
San Juan es una fiesta celebrada en muchos lugares del mundo. Sus orígenes
son remotos, diversos y anteriores a los cultos ya las culturas de los pueblos
que hoy la celebramos. Su presencia en lugares tan distantes, como también su
relación con otras fiestas del verano y también de la primavera, ha llevado de
cabeza a los estudiosos de la mitología popular a lo largo de la historia de la
antropología. Leemos del doctor valenciano Àlvar Monferrer que una antigua
historia sagrada de la ciudad santa de Sumer, Eridu, explica el baño ritual del
dios Ea, el dios de la casa del agua, que tenía por símbolo el Capricornio
zodiacal del solsticio de invierno . Los griegos llamaron Oanes a Ea, y también
Ioannes, que al latín se transforma en Johannes y en hebreo Iohanan. Juan el
Bautista bautiza a Jesús en el río Jordán, el Buda se baña en el río Nairanjana
antes de viajar también en soledad hacia el árbol de la iluminación para hacer
penitencia durante cuarenta días y cuarenta noches.
La fiesta cae en el solsticio de verano en el hemisferio norte del planeta,
de hecho en nuestro hemisferio empieza a alargar el día con la primavera que
tiene el equinoccio el 21 de marzo, alrededor de San José, y termina con el
solsticio el 21 de junio, junto a san Juan. Durante este periodo se celebra
desde tiempo inmemorial, un ciclo que festeja el retorno de la vida en el
campo, la exhuberancia de la naturaleza y el aumento del tiempo de luz solar
durante el día.
La primavera ha representado desde muy antiguo un tiempo de esplendor desde
mediados de marzo hasta finales de junio, de fuego a fuego, de hoguera en
hoguera, de San José en San Juan. En el hemisferio Sur en cambio, la primavera
del 21 de diciembre al 22 de septiembre. Esto ha originado un amplio ciclo
festivo en las culturas latinoamericanas que incorpora y adapta costumbres de
otras latitudes, como el ciclo de Navidad y Carnaval, con un gran esplendor y
riqueza de matices. No dejan por ello de celebrar San Juan. Como resultado de
la fusión entre las culturas de los invasores españoles, los esclavos africanos
y los indígenas americanos, se celebran fiestas como los Altares de San Juan
venezolanos, la Fiesta de los Moros de San Juan en Latacunga y otras
poblaciones del Ecuador, donde la pirotecnia es un elemento indispensable. En
México, en Honduras, en Nicaragua, en Perú, en Colombia, por doquier hay sanjuanes y sanjuanitos. La diversidad cultural expresada en estas fiestas, y
que ha sido forjada con alegrías y con sufrimientos, es hoy, paradójicamente,
un inmenso tesoro colectivo de la Humanidad.
Cuando hay más luz
Cuando hay más luz
San Juan culmina el fin del tiempo en que el día se alarga, es la noche más
corta y el día más largo de todo el año. Hay razones neurofisiológicas que
explican el cambio en el estado de ánimo de la gente en el tiempo en que el día
se alarga. También hay razones etnohistóricas que explican los cambios en el
estado de ánimo colectivo de los humanos o, dicho de otro modo, el incremento
de las celebraciones en el tiempo de primavera y verano: El diencéfalo es la
parte del cerebro donde hay el hipotálamo. Es el regulador de muchas funciones
de la vida vegetativa de los mamíferos y de sus relaciones con las actividades
vitales, influye sobre las funciones sexuales, las reacciones emotivas y las
psíquicas. Con su mediación se produce la respuesta emocional a las
sensaciones. Una de estas respuestas primarias es la reacción ante la luz,
debido a los cambios hormonales, la disminución de la secreción de melatonina y
el aumento de la secreción de testosterona. Los humanos, como los otros
primates superiores, somos también mamíferos. En conclusión: la primavera y el
aumento del tiempo de luz solar también altera el comportamiento festivo de los
humanos porque nos predispone a disfrutar de las sensaciones y de las
emociones. Aunque el poeta Joan Maragall lo atribuía al aroma de las plantas de
San Juan:
Donzelles enamorades d'un nuvi
esdevenidor, escabelleu les alfàbregues perquè facin més olor. L'alfàbrega
escabellada és un encenser violent que al llançar la flaire enlaire augmenta
l'encantament.
Doncellas enamoradas de un novio futuro, desmelenado las albahacas para que
hagan más olor. La albahaca despeinada es un incensario violento que al lanzar
el aroma al aire aumenta el encantamiento.
Pronto volveremos con Maragall a propósito de la albahaca ...
Los baños prodigiosos de la Noche de San Juan
Los antiguos romanos celebraban las fiestas Neptunalia al pico del verano,
en el mes al que hoy llamamos julio. Eran unas fiestas en honor a Neptuno,
genio y divinidad de las fuentes, mares, manantiales y arroyos. Las Netpunalia
tenían como espacio festivo los huertos y los jardines, regados con el agua de
fuentes y arroyos, que fruta justo en el mejor tiempo. El erudito periodista
Néstor Lujan explicaba en una de sus columnas en el diario Avui, la tradición barcelonesa de irse a lavar la cara a la fuente
de la calle de la Avellana la noche de San Juan. La calle de la Avellana fue
uno de esas calles de la Barcelona vieja que fue aniquilado de la faz de la
tierra para la construcción de la Via
Laietana. Decía Luján que las chicas guapas se lavaban para tener un buen
cutis, porque las virtudes del agua de aquella fuente adquirían propiedades
mágicas aquella noche. En muchos pueblos del País Valenciano, hubo un tiempo en
que se cantaba:
la xica que eixa nit que fa
lluneta, se llava tres voltes la cara i després que la té neta, se la torca amb
un llençol, serà més guapa que un sol."...
la chica que esa noche de luna, se lava tres veces la cara y después de que
la tiene limpia, se la enjuaga con una sábana, será más guapa que un sol.
"
Los baños de mar en la playa de la Barceloneta, los baños a la fuente de
Hércules, los baños de rocío con el cuerpo desnudo sobre la hierba fresca, han
sido una tradición que se remonta a los tiempos clásicos. Pero hoy la tradición
que parece imponerse son los imponentes dispositivos de guardia urbana y
limpieza de playas que ahuyentan los noctámbulos bañistas de San Juan
rebautizados con el apodo de “vándalos incívicos del botellón”. No importa el
sobrecoste de las operaciones, ni las horas extras, ni la crisis, lo que
importa es devolver el orden en el espacio público para que los primeros
bañistas madrugadores y cívicos, a menudo cuatro gatos en comparación con los
de la noche , puedan ostentar la categoría de ciudadanos ejemplares, gente de
bien, seria y poco fiestera.
Alrededor de los sortilegios del agua han aparecido diferentes objetos
mágicos más inofensivos, a menudo considerados juguetes para niños, como los rossinyols, ruiseñores, pequeños jarrones con silbato que,
una vez medio llenos de agua, imitan el canto de los pájaros. Estos objetos
reciben muchos nombres como xiulet de
moixó o "pito" en Miravet. En las ferias se vendían estos
silbidos de agua justo en el tiempo en que los pájaros cantan. Al hacer gorjear
el ruiseñor de agua los pájaros contestan porque son animales que marcan su
territorio con el canto, por este motivo también ha sido usado este objeto como
reclamo para la caza. También en Navidad, a las doce de la medianoche, cuando
se cantaba el Cant de la Sibila, se
hacía sonar el silbato de agua imitando el canto de los pájaros.
Durante el periodo del buen tiempo se puede sentir más el canto de pájaros
como el mítico cuco. Sobre el canto del cuco, por ejemplo, se han explicado
muchos relatos y canciones como aquella que recoge también Néstor Luján sobre
la llegada de las fiestas de la Primavera:
Si per Sant Josep no canta el
cucut, o és mort o s’ha perdut!
Si por San José no canta el cuco, o está muerto o se ha perdido!
En la antigua Grecia, el cuco tenía un significado relacionado con el
matrimonio.
Esta estación del buen tiempo ha representado el renacer de la vida, el
tiempo del sol que calienta ni poco ni demasiado, el período entre el frío
invierno y el tórrido verano que todo lo agosta. Es el tiempo de las fiestas
del ramo, de la veneración y la exaltación de las plantas y de las flores. Es
el tiempo de los árboles de mayo, el del mes de María por los católicos, el
tiempo de Flora por los antiguos romanos, la exaltación de la vegetación, del
amor y de la fiesta. Es el tiempo de las Caramelles,
de sant Jordi y el día de Ramos. El
etnógrafo Julio Caro Baroja le dedicaría una monografía que llamaría "La
estación de amor. Fiestas populares de mayo en San Juan "
Otro juguete mágico era a Joanet de l’aigua,
Juanito del agua, que consistía en un muñequito de cartón articulado por las
piernas y los brazos que con su movimiento podía invocar el espíritu de los
duendes de la noche de San Juan.
El prodigio de las plantas y los aguardientes
La albahaca, planta sagrada durante milenios por los hinduistas, es una de las plantas mágicas de la noche de San Juan. Joan Maragall las llamaba las matas olorosas de la noche de san Juan.
El prodigio de las plantas y los aguardientes
La albahaca, planta sagrada durante milenios por los hinduistas, es una de las plantas mágicas de la noche de San Juan. Joan Maragall las llamaba las matas olorosas de la noche de san Juan.
“Aquesta mata olorosa de la nit
de Sant Joan llança flaire, silenciosa, entremig de la bravada de la nit
incendiada per tants focs que es van alçant. Entremig dels núvols roigs, el cel
blau i les estrelles; entremig dels crits de goig, remoreig de fontanelles, i
entre el baf esbojarrant, una flaire es va escampant fresca, suau i candorosa:
les alfàbregues la fan: són les mates oloroses de la nit de Sant Joan...”
"Esta mata olorosa de la noche de San Juan lanza fragancia,
silenciosa, en medio de la vaharada de la noche incendiada por tantos fuegos
que se van alzando. En medio de las nubes rojas, el cielo azul y las estrellas;
medio de los gritos de júbilo, rumor de fuentes, y entre el vaho alocado, un
aroma se va esparciendo fresco, suave y candoroso: las albahacas lo hacen: son
las matas olorosas de la noche de San Juan ... "
Como la albahaca, también la ruda, la carlina,
la hierbabuena, el tomillo, la verbena, el azahar, manzanilla y todas las
hierbas pequeñas tendrían propiedades milagrosamente curativas esta noche. Una
en especial te haría invisible: el helecho.
En Mallorca pervive una costumbre arcaica que el Principado de Cataluña era practicado a menudo en el Pirineo. Esta práctica ritual relacionaba el poder regenerador de los árboles con la curación del infant trencat, niño herniado. Un roble joven era desgarrado por el centro del tronco, y entre las dos mitades dos hombres, un Pedro y un Juan, iban pasando la criatura recitando un sortilegio mágico que debería curar al niño enfermo, si el árbol curaba su herida una vez atado el tronco.
En Mallorca pervive una costumbre arcaica que el Principado de Cataluña era practicado a menudo en el Pirineo. Esta práctica ritual relacionaba el poder regenerador de los árboles con la curación del infant trencat, niño herniado. Un roble joven era desgarrado por el centro del tronco, y entre las dos mitades dos hombres, un Pedro y un Juan, iban pasando la criatura recitando un sortilegio mágico que debería curar al niño enfermo, si el árbol curaba su herida una vez atado el tronco.
También en Mallorca no hay mejor tiempo para recolectar las hierbas para la
elaboración del licor de cazalla y anís que lleva este nombre: herbes. En la secretísima receta de las herbes seques y las herbes dolces, intervienen la menta de barranco, la flor de
naranjo, la hoja de limonero y de higuera, la hierba luisa, el azahar, la
hierbabuena, la flor del tomillo y del romero, el hinojo tierno, el albahaca y
así hasta veinte o treinta según las virtudes del terreno y de la sabiduría de
la que recoge las hierbas.
La bebida festiva menorquina por excelencia es la pomada, una mezcla de ginet
ginebra y limonada, que se ofrece a las puertas de las casas a los festeros des Jaleo, que en Ciutadella es por la celebración de San Juan. El ginet es una ginebra olorosa que se elabora
con los frutos del enebro sumergidos en maceración en aguardiente, el alcohol
de vino sin aromatizar.
En tiempos en que no se estilaba la cerveza entre los catalanes, nuestros
abuelos bebían aguardiente en tiempo de fiesta y también en tiempo de trabajo.
Reus y su comarca exportaban aguardientes, la forma más estable de transportar
en barco el producto de una tierra de vino. En el Caribe los catalanes establecieron
sus destilerías, y todavía hoy hay buen ron que lleva nombre catalán. De
puertos como el de Torreblanca salían
pailebotes y otras naves cargadas de aguardiente hacia América y volvían
cargados de algodón para la industria textil. Magia, fiesta y trabajo unidas
como el seny y la rauxa, un tópico que edulcora el
dualismo clásico del caos y el cosmos griego y mediterráneo.
Las nuevas y las viejas tradiciones del norte y del sur
Siguiendo una costumbre que comenzó el año 1955 Francesc Pujade, un
excursionista de la Cataluña del Norte, hoy territorio del estado francés, desde
el año 1966 hay entidades que celebran la fiesta repartiendo por todas partes
la flama , llama que se enciende en
la cima del Canigó y que se conserva
en el Castillet de Perpinyà. La Flama del Canigó es llevada en relevos en los Países Catalanes para
encender las hogueras de la Noche de San Juan. En la capital catalana,
Barcelona, la llama es recibida en la plaza
de Sant Jaume con la copla, el águila y los gigantes de la ciudad y desde este
lugar es llevada hasta los barrios. En las tierras del Ebro, que es como quiero
entender que ahora quieren llamar en la televisión de Cataluña al Maestrat, el Port, en el Matarranya, en
el Montsià, el Baix Ebre, en la Ribera, en la Terra Alta y el Priorat , se
celebra de forma desigual. Pero en concreto en el Priorat cada año es un pueblo diferente el que lo acoge, y va gente
de todos los pueblos de las comarcas en caravana de coches, con el hereu y la pubilla de la fiesta mayor de cada uno. Se reparte coca, torta, vino y avellanas. Al llegar
cada pueblo enciende la gala, hoguera, de san Juan. En algunos casos son el más viejo y la más vieja del
pueblo los que hacen los honores de encender la gala.
En Alicante es donde se ha conservado más viva la costumbre en el País
Valenciano, pese a las prohibiciones que desde el siglo XIX ya había, la gente
hacía y hace hogueras por San Juan. La fiesta comienza el viernes antes de la plantà, la semana antes de san Juan. La
hoguera quema de día por San Juan en la fiesta de calle donde los vecinos comen
coca con atún y bacores, higos.
Sentir los sabores de la fiesta
Higos, avellanas, coca, cava ... No hay fiesta sin comer y
beber. En cuanto a la cocina de la fiesta es típica en el Principado la coca adornada con fruta confitada,
azúcar y piñones, una variante moderna de las tortas de cerezas que, en
Barcelona por Corpus y en Reus por San Pedro, llenaban los escaparates de
hornos y pastelerías. Otras comidas típicas han sido la sandía y el melón. Las
bebidas típicas han sido el cava, el moscatell,
la mistela, la malvasía, el vinblanc,
el vino rancio, las limonadas, los volados, la horxata de xufles, la pomada
...
Una noche de San Juan puede oler de traca y de tortas al horno, puede hacer
gusto de sandía y de malvasía. Puede oler a humo y de muebles viejos. En una
verbena se puede sentir el olor del mar y del rocío, el olor de las flores de
la retama y de la albahaca, pero sobre todo se debe sentir el rumor de la gente
en una noche de fiesta.
Empezaba hablando a la manera de los cuentos magrebíes, y quiero terminar
relacionando las tradiciones de un lado y la otra del Mediterráneo, porque
también en el Magreb llegan los olores de la noche de san Juan. Los amazigs
celebraban la noche del solsticio de verano encendiendo hogueras donde se
quemaban hierbas de olor con las que se fumigaban las criaturas, la casa, los
campos y el ganado para protegerlos de todo mal. Juan el Bautista no es el
único profeta que se respeta en aquellas tierras, el día 21 de junio se
conmemora también el nacimiento del profeta Mahoma.
No olvidemos que la gente de Mallorca aún recuerda un dicho tradicional que
dice así:
A la nit de sant Joan tot és festa i
alegria: fan festa els cristians i els moros de Moreria
En la noche de San Juan todo es fiesta y alegría: hacen fiesta los
cristianos y los moros de Morería
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